viernes, 10 de junio de 2011

Momento decisivo para la FSSPX; momento de oración para toda la Iglesia

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Presentamos un artículo del blog Messainlatino, cuya información ha sido confirmada por otros sitios católicos, sobre la posibilidad de que en los próximos días sea ofrecida a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X un status canónico que regularice su situación. Por esta razón, se propone una oración especial durante la octava de Pentecostés. Nos unimos a esta sugerencia, recordando las palabras del Santo Padre, según las cuales si el compromiso laborioso por la fe, por la esperanza y el amor en el mundo es en estos momentos (y, de modos diversos, siempre) la auténtica prioridad para la Iglesia, entonces también forman parte de ella las reconciliaciones pequeñas y medianas”. Con el Papa Benedicto XVI recemos, entonces, para que esta reconciliación interna en el seno de la Iglesia pueda hacerse realidad.


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Pentecostés 2011: sobre la base de las informaciones que hemos podido recoger, todo indica que hemos llegado, en este mes de junio de 2011, al momento más crucial de las relaciones entre la Fraternidad San Pío X y Roma desde el comienzo del pontificado de Benedicto XVI.


Pentecostés 2011: el procedimiento que había indicado Mons. Fellay, superior de la FSSPX, llega a su conclusión:


a) El Motu proprio del 7 de julio de 2007, confirmado por la Instrucción aplicativa del 30 de mayo de 2011, reconoce a todo sacerdote católico de rito romano el derecho a celebrar la Misa según el antiguo uso: se trataba de la primera condición preliminar puesta por Mons. Fellay para una eventual reconciliación.


b) El decreto del 21 de enero de 2009 levanta las excomuniones de los cuatro obispos de la Fraternidad: se verifica así la segunda condición preliminar, puesta por Mons. Fellay.


c) Una comisión teológica de la Fraternidad es invitada a Roma para afrontar coloquios doctrinales con la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una mesa de discusión con tres teólogos de la FSSPX y tres teólogos romanos: como fue expresamente pedido por la Fraternidad con el fin de poder verificar las hipótesis para reparar la ruptura entre Roma y los herederos de Mons. Lefebvre.


Pentecostés 2011: en su última entrevista concedida en Gabón, y publicada en el sitio de la Fraternidad DICI, se puede constatar que Mons. Fellay se plantea dos preguntas sobre los eventos que podrían ocurrir. Éstas, precisamente, sus palabras en la entrevista:


Entrevistador: Permítame concluir, Excelencia, con dos preguntas. La primera concierne a la relación entre la Fraternidad y Roma. ¿En qué punto estáis en vuestros contactos? Pregunta complementaria: ¿podemos esperar a mediano plazo una normalización de estas relaciones?


Mons. Fellay: Los contactos continúan. Llegamos probablemente al final de una fase de discusiones. Todavía no está completamente claro. ¿Qué ocurrirá? ¿Cuál será el resultado de esta fase? Esto responde a la segunda pregunta. ¿Qué prevé ahora Roma para nosotros? No debemos ilusionarnos: estamos en medio de la crisis de la Iglesia; ciertamente no ha terminado. ¿Cuál es nuestro destino en esta crisis? Pienso que de algún modo el buen Dios nos ha vinculado a esta crisis, para que trabajemos en la restauración de la Iglesia pero ésta podría durar todavía una década, tal vez dos. Se debe tener gran valentía y perseverancia. Todo puede resolverse mañana, o bien pasado mañana. Todo está en las manos del buen Dios. Permanezcamos simplemente fieles.


La primera pregunta concierne a la continuación que se ha de dar a los coloquios doctrinales: estos están ya concluidos. Se puede pensar que las síntesis de los mismos serán ahora examinados, como está previsto, por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Aparecerán entonces claramente tanto las convergencias como las divergencias sobre el Concilio Vaticano II y sobre la nueva liturgia. Después de una larguísima maduración, seguramente providencial, habrá sin duda una mayor claridad y al mismo tiempo la gracia, inesperada por ambas partes hasta hace pocos años atrás, de haber podido afrontar una discusión sobre la sustancia de los problemas. Sin embargo, la constatación final (sobre el subsistir de divergencias que sólo el futuro podrá allanar) no será radicalmente diverso de la que había hecho en 1988 el cardenal Ratzinger, cuando decidió igualmente firmar con Mons. Lefebvre un acuerdo canónico (acuerdo que luego fracasó en la cuestión del nombramiento de obispos solicitado por el prelado francés).


Y esto responde a la segunda pregunta de Mons. Fellay: “¿Qué prevé ahora Roma para nosotros?”. El Papa está por proponer a Mons. Fellay la constitución de un Ordinariato, para regularizar la situación de la FSSPX y de sus comunidades aliadas, dejándole la plena (e indispensable, vistos ciertos obispos en circulación) autonomía respecto a los obispos diocesanos. Algunos miembros de una comunidad Ecclesia Dei han podido precisar que ésta propuesta será hecha en el curso del presente mes de junio a Mons. Fellay.


Pentecostés 2011: el actual pontificado ha efectuado aperturas inmensas y generosas para llegar a la pacificación: el discurso del Papa a la Curia sobre la interpretación del Vaticano II, en el 2005; el Motu Proprio Summorum Pontificum para la liberalización de la celebración de la liturgia tradicional, en el 2007; el gesto, cuyo precio ha sido lamentablemente muy alto para el Santo Padre, del levantamiento de las excomuniones de los cuatro obispos de la FSSPX, en el 2009. Ahora parece haber llegado el momento para cruzar hacia otra etapa: que la Fraternidad pase de la situación irregular de “ilegitimidad” a un status canónico de “reconocimiento”. Es una solución win-win, en el que todos tendrían muchísimo por ganar: por un lado, Roma repararía una dolorosa ruptura y encontraría tropas nuevas y determinadas para conducir la batalla de la recuperación de lo que las últimas décadas han disipado; por otro lado, la FSSPX se limpiaría del estigma de rebelión y de “cisma”, lo que le permitiría desarrollar un apostolado mucho más eficaz y sin sufrir los mil prejuicios que la acompañan en la mente del católico medio, conservando al mismo tiempo la actual libertad de movimiento y de acción.


Una gran esperanza nos anima. Pero también nos asalta el temor de que una ocasión decisiva, probablemente única, pueda fallar. Todos los católicos (incluidos aquellos que aman el Vaticano II – o, mejor, una cierta idea del Vaticano II – más que a la Iglesia) no pueden más que desearlo.


Es por eso que, por amor a la Iglesia, al Santo Padre, y en pro del mejor uso posible de la “misión” de la FSSPX, Messainlatino se toma la libertad de suplicar a todos que se unan en la oración durante toda la octava de Pentecostés, invocando al Omnipotente para que la Fraternidad San Pío X pueda recuperar un status oficial en la Iglesia.


Por esta intención, con el consejo y la aprobación de sacerdotes que colaboran con este sitio, desde el domingo de Pentecostés hasta el de la Trinidad, pedimos a todos rezar esta oración:


V/.Veni, Sancte Spiritus,

R/. Reple tuorum corda fidelium, et tui amoris in eis ignem accende.


V./ Emitte Spiritum tuum et creabuntur;

R./ Et renovabis faciem terrae.


Oremus


Deus, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisti, da nobis in eodem Spiritu recta sapere, et de eius semper consolatione gaudere. Per Christum Dominus nostrum. Amen.


Y ofrecer por esta intención el rosario cotidiano.

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Fuente: Messainlatino


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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6 Comentarios:

gustavo ha dicho

rumores, rumores, no más que eso.
NO creo que la FSSPX acepte.

Walter ha dicho

"Es una solución win-win, en el que todos tendrían muchísimo por ganar: por un lado, Roma repararía una dolorosa ruptura y encontraría tropas nuevas y determinadas para conducir la batalla de la recuperación de lo que las últimas décadas han disipado; por otro lado, la FSSPX se limpiaría del estigma de rebelión y de “cisma”, lo que le permitiría desarrollar un apostolado mucho más eficaz y sin sufrir los mil prejuicios que la acompañan en la mente del católico medio, conservando al mismo tiempo la actual libertad de movimiento y de acción."

Me parece bien....

Ahora a orar....

Anónimo ha dicho

Me parece que sería imprudente de parte de la Fraternidad aceptar un acuerdo meramente práctico sin solucionar el problema doctrinal de fondo. Eso los pondría en una situación similar a las otras comunidades de "Ecclesia Dei" y con ese acuerdo solamente de forma quedarían amordazados, sin poder denunciar los errores del Vaticano II y de la nueva misa.

Sofronio ha dicho

Podría ser una solución aceptable a corto medio plazo, que auxiliada de los beneficios que el blog cita, se transforme en el tiempo y con paz en la otra más profunda y de mayor calado, con las siguientes notas:
1.-Necesidad de un Sommurum Pontificum con relación a la doctrina. Es decir, de la misma forma que el Papa aceptó dos formas de un mismo y único Rito Romano para la Liturgia (aunque ciertamente hay que forzar la imaginación para aseverar que se trata del mismo), por qué no podría aceptarse una misma fe con Concilio y sin Concilio, o al menos con reservas a él.
2.- erección de la HSSPX en Adminsitración Apostólica en el seno de la Iglesia Latina tradicional 'sui iuris'. Esta situación es propia históricamente de la Iglesias Orientales, pero podría aceptarse para la Fraternidad. Y de la misma forma que las Iglesias Orientales en comunión no se rigen por el mismo C.I.C.1983 de Juan Pablo II, la Fraternidad podría regirse por el Código de Derecho Canónico de 1917, el que había antes del reformado por Juan Pablo II en 1983.
En resumen. La fe sin Concilio Vaticano II o con reservas hacia este y por lo tanto expresada doctrinalmente según la Santa Tradición. La Liturgia Tradicional como propia y el C.I.C. de 1917, serían las premisas que con el auxilio del Señor, darían lugar a la resurrección de la Iglesia Latina Tradicional, si bien minoritaria al principio, pero con todos los elementos necesarios y con la bendición del santo Padre.
Es una opinión más, que brindo sin intención de pontificar.

Unknown ha dicho

Los que no estan de acuerdo con que la FSPX, tenga un estatuto de ordinariato personal, me parece que son los que se quedan en posiciones sedevacantistas que nada ayudan a la Iglesia, a la Iglesia la tenemos que ayudar desde adentro, restaurar desde adentro y no desde afuera, hablando y criticando como hacen los herejes.
En fin yo rezo por que la FSPX, si llegue al ansiado acuerdo con Roma y luego, si somos fieles a nuestros principios lucharesmos por restaurar todo lo que se ha ido diluyendo o destruyendo tras el Concio Vaticano II, o como dice nuestro Sumo Pontifice Benedicto XVI, Dios de un largo reinado, las malas interpretaciones y los errores que hoy se reconocen. Que mas quieren... Hay muchos que se pliegan a la tradición católica no por la defensa de la tradición litúrgica y doctrinal, sino como un lugar donde pueden desarrollar sus ideologías políticas falsas surgidadas de la liberal revolución francesa en adelante. En fin dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Jose Luis Ventrice.

gustavo ha dicho

Muchas veces se ha dicho que se está a punto de regularizar la situación canónica de la FSSPX.
Sin embargo, ello no ha ocurrido. Debe recordarse que nunca esa Fraternidad se ha referido al punto, salvo en lo que sigue: Que Roma cumpla con 3 condiciones: i)retiro de las excomuniones que nulas o no pesan sobre sus obispos, condición cumplida; ii) liberalización de la misa tradicional, cumplida; y iii) abrir conversaciones doctrinales entre la Fraternidad y Roma sobre los principales puntos en discordia, conversaciones que actualmente se están desarrollando, por lo tanto condición no cumplida aún.
Más aún, al decir de Monseñor Fellay las conversaciones no estarían dando frutos que pudieran considerarse satisfactorios (en suma que Roma reconozca los errores conciliares que tantas veces se le han representado y que tienen a la Iglesia en una confusión atroz), por cuanto ninguna parte habría cedido en sus puntos de vistas.
Entonces si Roma no cede en las rectificaciones doctrinales que le solicita la FSSPX, no habrá reconciliación por cuanto no tendría sentido alguno.
Por supuesto, ¿que haría la FSSPX en una Iglesia con la que no comparte temas doctrinales de importante envergadura. ¿Callar y permitir que el error se siga esparciendo esta vez sin que ya nadie que le haga frente?. No lo hará, pues entonces su razón de ser se acabaría. ¿Hablar?, entonces los expulsan de nuevo.
Saludos,
Gustavo