domingo, 25 de julio de 2010

España honra a Santiago y espera a Benedicto: entrevista sobre el próximo viaje papal

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JPII Santiago

Última visita de un Papa a Santiago de Compostela: Juan Pablo II en 1989

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En la fiesta del Apóstol Santiago, especialmente celebrada con ocasión del Año Santo Compostelano, y a pocos meses de la peregrinación que el Papa Benedicto XVI realizará en noviembre a Santiago de Compostela, ofrecemos una entrevista que L’Osservatore Romano ha realizado a Mons. Salvador Domato Bua, coordinador general de la visita apostólica.

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La celebración del apóstol Santiago en Compostela es extraordinaria en este año tanto por el acontecimiento del Año jubilar como por la visita de Benedicto XVI. ¿Se está viviendo este período como tiempo de conversión?


El Año jubilar se celebra cada vez que la fiesta del apóstol Santiago coincide con el domingo. Por lo tanto, su frecuencia no es fija. De hecho, el próximo será dentro de once años. Tradicionalmente el Año santo Jacobeo era llamado, y sigue siendo llamado – aunque la expresión hoy se una menos -, año de la “gran perdonanza”, es decir, se quiere subrayar el aspecto del encuentro con Dios y el perfil penitencial que tiene el Año santo. Una de las cosas que más llama la atención en este momento es el gran número de personas que, en Santiago de Compostela, con motivo del Año santo, se acercan al sacramento de la reconciliación. En realidad, esto llama muchísimo la atención. El capítulo de la catedral está trabajando a fondo para que haya suficientes confesores en las diversas lenguas y también para que sea un tiempo en el que efectivamente las personas puedan encontrar al Señor. Sin embargo, no deja de sorprender que, cuando a los peregrinos se les pregunta qué sienten al recorrer el camino, ellos acostumbran responder que se encuentran a sí mismos. Esto es positivo pero buscamos agregar que el encuentro con sí mismos debe llevar al encuentro con el Señor.

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Una novena, confiada a nueve pastores, ha sido el preludio a la gran fiesta del domingo, llena de gestos significativos.


Y hay también otro aspecto relevante. Desde hace poco tiempo se han restaurado las vísperas solemnes. Son bellísimas en el contenido y en la forma: son las vísperas del apóstol con textos atentamente elegidos y cuidados. Canta el coro de la catedral, suena la orquesta, se utiliza el gregoriano, los canónigos usan las bellas capas del siglo XVI, las de la reina Isabel. Todo subraya la solemnidad de la fiesta. La procesión del Patronato del apóstol Santiago ha sido añadida al inicio de la Misa estacional: sale de la puerta de la catedral en la Fachada de las Platerías, el ingreso tiene lugar por la puerta principal, en la Fachada del Obradoiro. Se cantan las letanías y luego comienza inmediatamente la Misa solemne. En el curso de la celebración eucarística tiene lugar la Ofrenda nacional de España, que este año hará personalmente Su Majestad el Rey. Es también característico, durante la Misa de Santiago de Compostela, el vuelo del botafumeiro y el sonido de las chirimías, instrumentos medievales que han sido conservados en la catedral hasta nuestros días.

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¿En qué consiste la Ofrenda nacional? ¿Cuál es su significado?


La ofrenda fue instituida más de cinco siglos atrás. Expresa el sentimiento de gratitud de la nación española a Santiago por la protección que el apóstol siempre ha ofrecido, desde los tiempos de la reconquista, a la patria, a los hijos de esta tierra. En el acto  se ofrecía antiguamente una suma de dinero, algún objeto artístico o un determinado recuerdo para la catedral. No se hace más. El Rey – o alguien por él – acostumbra elevar una invocación al santo patrono.

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El 25 de julio, Santiago de Compostela tiene en la práctica una oportunidad de hacer una “prueba general” de la visita del Papa.


Sí, pero habrá también otro momento de prueba: la peregrinación y el encuentro de los jóvenes (PEJ 2010) que, desde el 5 al 8 de agosto, reunirá entre quince mil y veinte mil jóvenes en la ciudad. Nos dará, en cierto sentido, una medida de la visita papal.

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¿Cómo se están preparando los jóvenes a la visita de Benedicto XVI?


En este momento, junto a los responsables de la pastoral juvenil, están concentrados en la inminente Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ). Los jóvenes, sin embargo, saben que tenemos necesidad de ellos, que los amamos, y que les pedimos que participen también en la jornada del Papa. Para nosotros, los jóvenes son la prioridad. Santiago de Compostela es un punto de referencia para la juventud católica de España y de Europa – y también de otros lugares – desde la Jornada Mundial de la Juventud de 1989. Todavía me conmuevo, después de 20 años, cuando por el mundo encuentro regularmente a personas que dicen: “Yo estuve en Santiago para la JMJ”. Esto llena de alegría el corazón de quien ha tenido la responsabilidad de prepararla. Y hay que hacer otra constatación muy importante: encontré muchos religiosos y sacerdotes que me han confesado que en aquella JMJ han encontrado el impulso final para su actual vida de consagración al Señor.

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El 6 de noviembre, en su visita de cerca de ocho horas, Benedicto XVI se dirigirá a la catedral de Compostela, rezará frente a la tumba de Santiago, cruzará la Puerta Santa, dará el tradicional abrazo al apóstol, se encontrará con enfermos, niños y ancianos, presidirá la Eucaristía en la plaza del Obradoiro. Por lo tanto, será un peregrino entre los peregrinos.


De hecho, no estamos hablando de un viaje sino de una peregrinación. Y hemos elegido el siguiente lema para la visita de Benedicto XVI: “Peregrino de la fe, testigo de Cristo resucitado”. Eso resume, de alguna manera, el sentido que deseamos dar a esta peregrinación y creo que esto no es ajeno a la voluntad del Papa, teniendo en cuenta también lo que él escribió, enseñó y predicó sobre Europa y sobre sus raíces cristianas. Ha sido muy repetida la famosa frase: “Europa nació peregrinando a Compostela”. En realidad, nos honra profundamente que la unidad europea se haya formado en torno al camino de Santiago y no quisiéramos perder esta dimensión. Estamos trabajando en la preparación de la peregrinación papal siendo conscientes de que esta presencia tan breve – y, sin duda, ya desde ahora tan fecunda – de Benedicto XVI entre nosotros dará a los católicos, y a las personas de buena voluntad, seguridad en la fe, constancia en la esperanza, coraje en la caridad. Tenemos la firme convicción de que dejará una huella muy profunda. Tenemos en cuenta que se trata de la tercera visita de un Papa a Santiago de Compostela. Por lo tanto, nuestra gente ya está familiarizada con un evento de este género. Pero la verdad es que uno nunca se acostumbra a este contacto y al impacto, en la vida cristiana, de una visita del Pontífice.

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Usted ha dicho que la próxima visita de Benedicto XVI ya se está mostrando fecunda. ¿En qué sentido?


Es la tercera visita papal que preparo a Santiago de Compostela como coordinador diocesano general. Y tengo la impresión de que la opinión pública nunca ha estado tan llena de expectativas frente a una visita como en esta ocasión. En 1982, la visita de Juan Pablo II fue una novedad. La segunda vez suscitó mucho interés con la reunión de los jóvenes, dado que se celebraba la cuarta JMJ – que, en realidad, fue la primera en cuanto al actual esquema de encuentro. Ahora percibo, en cambio, una alegría particular: es como si este pueblo tuviese necesidad de una inyección de optimismo y pensase efectivamente que puede llegar de la mano del Papa. Esta es mi impresión.

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¿El programa de la próxima visita presenta dificultades particulares?


Ciertamente, porque la celebración de la Misa en un espacio reducido como la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela presenta no pocas dificultades. Pero las resolveremos con la buena voluntad y con la colaboración de los fieles. Ubicaremos a la gente en las proximidades, instalaremos pantallas gigantes y crearemos espacios a lo largo del itinerario realizado por el Papa, para poder estar más cerca. Encontrar al Papa a lo largo del camino es mucho más que simplemente verlo. Se trata de percibir su presencia. Es lo que trataremos de hacer.

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Desde el punto de vista organizativo, ¿cómo proceden los trabajos?


Con gran empeño y diligencia. Precisamente porque queremos hacer que las personas puedan estar cerca del Papa. A veces no es fácil conjugar las exigencias de seguridad con esta cercanía de los fieles al Pontífice. En lo que concierne a otros detalles le puedo decir, por ejemplo, que para la distribución de la Eucaristía ya han sido fabricados quinientos copones, muy bellos, para la celebración. Son de arcilla esmaltada, obra de un laboratorio gallego.

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El Papa abrazará al apóstol Santiago y Santiago de Compostela abrazará al Papa. ¿Cómo piensa que será este momento?


Será un abrazo de afecto, de gratitud, de alegría, de esperanza y de amor.

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¿Ofreceréis a Benedicto XVI la capa del peregrino?


La hemos ofrecido, como todos recordarán, a Juan Pablo II en 1989. Entonces, él realizó una peregrinación simbólica hacia la catedral. Esta vez no será así. Por lo tanto, hemos pensado no ofrecer esta vez al Papa este tipo de símbolos materiales de la peregrinación.

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La arquidiócesis, seguramente, mostrará su afecto al Papa también con dones. ¿De qué tipo?


Hábiles manos de orfebres están ya trabajando. La orfebrería compostelana goza de una larga e importante tradición. Se ofrecerá también una contribución para las obras de caridad del Papa. Sin olvidar la medalla conmemorativa de la visita.

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La fiesta del apóstol Santiago se celebra pocos días después del II Encuentro de los obispos franceses y españoles del Camino de Santiago. ¿Se trata de un ulterior signo de la solicitud de los pastores hacia los fieles?


Ciertamente sí. Comenzando por el arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Julián Barrio Barrio, tan atento al Año santo jacobeo que casi todos los días celebra personalmente, en la catedral, la Misa del peregrino. También la reunión de los obispos del camino francés con los del camino español ha tenido una gran importancia en cuanto ha sido una ocasión para reflexionar juntos sobre las perspectivas de una nueva evangelización de Europa, de la que hay tanta necesidad. Es muy importante porque el camino de Santiago es un instrumento formidable de evangelización.

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Fuente: L’Osservatore Romano


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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